¡SÍ NO DUELE, EL ENTRENAMIENTO NO ES EFECTIVO!

¿Cuántas veces has escuchado esto? En ocasiones tendemos a pensar que para obtener beneficios de la actividad física, el cuerpo debe sentir un cansancio o dolor, pero esto no siempre es así, el hecho de no tener dolor no indica que el entrenamiento está mal y el sí tener dolor tampoco es indicador de estar haciendo las cosas bien, por ello es importante entender la diferencia entre el dolor y la incomodidad asociada con el ejercicio.

Es común sentir una cierta incomodidad o fatiga en los músculos durante e incluso después del entrenamiento, especialmente cuando eres principiantes o estas retomando el entrenamiento, si realizas entrenamiento de fuerza o una actividad física intensa. Esta incomodidad es conocida como «dolor muscular del ejercicio» es parte natural del proceso de fortalecimiento y crecimiento muscular. Es una respuesta normal al desafío físico, generalmente aparece 24 horas después del ejercicio y desaparece en unos días a medida que vas controlando la intensidad del entrenamiento. Los masajea son una terapia efectiva para disminuir el dolor producido por un entrenamiento intenso.

Por otro lado, sentir un dolor agudo, punzante o insoportable durante el entrenamiento no es normal y puede indicar una lesión o un problema más serio. Ignorar este tipo de dolor no es lo ideal, seguir entrenando puede empeorar la situación o causar daños adicionales.

Tu cuerpo es capaz de hacer cosas extraordinarias, puedes lograr cada objetivo que te plantees ya sea entrenar con mayor peso o subir el ritmo de entrenamiento, pero es importante que los avances sean progresivos, planificado y dosificado pues de esta manera podrás avanzar al fortalecimiento seguro de tus músculos.

El entrenamiento efectivo no siempre debe causar dolor intenso o agudo. La rutina de ejercicios debe estar diseñada para desafiar adecuadamente tu cuerpo estimulando el crecimiento muscular y la mejora del rendimiento sin causar daño. El objetivo del entrenamiento es progresar gradualmente, mejorar el estado físico y la fuerza, no necesariamente empujar al cuerpo más allá de sus límites con dolor extremo.

Es importante escuchar a tu cuerpo y reconocer la diferencia entre el dolor normal del entrenamiento o el dolor que puede ser una señal de advertencia de una lesión. Siempre es recomendable consultar con un profesional de la salud o un entrenador si tienes dudas sobre cualquier molestia o dolor que experimentes durante el entrenamiento. Un enfoque equilibrado del entrenamiento es esencial para obtener resultados efectivos.

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